Cuando nos hablan de coches eléctricos pensamos normalmente en algo parecido a los carritos de golf, la clase de vehículo que te sirve para perseguir una pelotita blanca por una superficie de hierba llana cortada a la altura perfecta pero que te dejará tirado en la primera cuesta que te encuentres; aparte de no conseguir una velocidad alta con dicha clase de vehiculos. El Roadster de Tesla es diferente. Pocos carritos de golf aceleran de cero a 100 en 4 segundos, llegan a los 210 Km/h o recorren 400 kilómetros con una sola carga.
Los dueños de la idea han conseguido que hasta Google meta dinero en su proyecto. Sergey y Larry, los cerebros del buscador, ya conducían sendos Prius de Toyota y por lo visto quieren pasarse a algo que ni siquiera les obligue a llenar el depósito.
El problema del coche es precisamente ese, que tiene pinta de convertirse en el juguete los nuevos ricos de Silicon Valley. Esos que al lado del Roadster de Tesla aparcan un Ferrari, un Hummer o, directamente, un tanque. Queda muy bien para ir al trabajo, da un toque New Age, pero para divertirse de verdad los fines de semana es mejor fundirte unas cuantas acciones de la compañía en gasolina. Hablamos, después de todo, de un coche que tiene que parar y enchufarse a la red eléctrica durante tres horas y media cada 400 kilómetros.
Tesla Motor está situada en Silicon Valley, el corazón de la tecnología estadounidense, y los responsables del proyecto hicieron un recorrido por las principales puntocom de la zona para seducir a esos jóvenes que se acuestan después de haberse gastado los últimos dólares de su cuenta corriente en una pizza y se levantan siendo multimillonarios.
El capricho verde, que se presentó oficialmente a principios de verano, cuesta entre 60.000 y 90.000 euros. Los primeros 100 ejemplares ya se han vendido y ahora Tesla Motors está fabricando una nueva hornada.
Fuente original: El Mundo (GADGETOBLOG)
Empresa: Tesla Motors